REDUCIR LA HUELLA DE CARBONO

En estas fechas son muchos los españoles que se animan a “hacerse a la mar”. Unos aprovechan el buen tiempo para navegar en sus propios barcos, otros se suben a un ferry para “dar un paseo” por la costa y hay quienes, incluso, se embarcan en un crucero por el Mediterráneo. Para mover estos barcos están surgiendo diversas fuentes de energía renovables, que van a ayudar a reducir la huella de carbono de un sector que, con más de 90.000 buques mercantes, es pieza clave de la economía mundial

El mar no es solo un vehículo para el ocio y el descanso, sino que también es parte fundamental del desarrollo de la sociedad. Según la Organización Marítima Internacional (OMI), el transporte marítimo representa el 90% del comercio mundial. Como cualquier sector de la economía, su objetivo es descarbonizar sus actividades en las próximas décadas. ¿Cómo se está gestando este cambio? 

El informe Perspectivas de la transición energética 2021 de la consultora DNV indica que ya se están produciendo avances: un 12% de los nuevos buques que se construyen utilizan combustibles alternativos. Se trata de una de las principales fórmulas para alcanzar el objetivo de la OMI de reducir en un 40% la intensidad de carbono del transporte marítimo internacional en 2030, como confirman desde la Dirección General de la Marina Mercante: “las medidas a medio plazo más esperanzadoras son el desarrollo y despliegue de combustibles de cero o bajas emisiones en todas sus vertientes”.

Hoy, la solución más avanzada para la descarbonización del sector marítimo se encuentra en los biocombustibles avanzados (fabricados a partir de residuos orgánicos), que tienen la capacidad de reducir las emisiones de CO2 entre un 65% y un 90%. Junto a ellos se empiezan a desarrollar los efuels o combustibles sintéticos, que son cero emisiones netas y se consiguen a partir de la captura de CO2 de la atmósfera e hidrógeno renovable.

Al margen de reducir emisiones, una de las principales ventajas de estos combustibles renovables es que son compatibles con los motores que utilizan los barcos y también con el sistema logístico que los conduce desde el punto de producción hasta el lugar de uso final. Por todo ello, Dolores Cárdenas, ‘advisor’ en Diseño de Productos del Technology Lab, el centro de tecnología e innovación de Repsol, se muestra convencida de que “representan la solución clave para la descarbonización del sector marítimo”.

El desarrollo de estos combustibles pasa por el trabajo conjunto de empresas de diferentes sectores. En España, Navantia y Repsol desarrollan diversos proyectos de colaboración en el ámbito de la descarbonización y las energías renovables. Juntas trabajan en la evaluación del comportamiento de biocombustibles avanzados y efuels en los motores fabricados por la constructora naval. En opinión de Ignacio del Pino, director de la fábrica de motores de Navantia en Cartagena, «estos combustibles van a ser la tecla fundamental que nos permita una importante reducción en las emisiones de CO₂, ya que el resto de las tecnologías actualmente no permiten dar una solución estandarizada y comercial a las exigencias de dicho transporte».

La opción del hidrógeno renovable

Otra opción innovadora es el uso del hidrógeno renovable. El pasado año, un informe presentado por la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) señalaba que, en 2050, los combustibles basados en el hidrógeno podrían suponer el 60% de la combinación energética. Los primeros proyectos empiezan a ver la luz. A comienzos de este mes de julio, Fincantieri, uno de los principales grupos de construcción naval del mundo, y Explora Journeys, la marca de lujo de la División de Cruceros del Grupo MSC, anunciaban la construcción de dos cruceros impulsados por hidrógeno que estarán en funcionamiento en 2027 y 2028.

Algunos de los avances que se prevén en los grandes buques ya se han puesto en marcha con éxito en embarcaciones más pequeñas. En 2020, un proyecto pionero, el Energy Observer, demostraba los buenos resultados de esta solución. Este barco navegó 9.000 kilómetros entre Francia y Martinica propulsado por hidrógeno que generó a partir de del agua del océano, energía solar y eólica, motores eléctricos y baterías.

También la energía solar, sobre todo en las embarcaciones de recreo, ofrece energía para mover los barcos. La colocación de paneles fotovoltaicos en los barcos apunta muchas ventajas. Lo sabe la Autoridad Portuaria de Santander, que presentó en 2021 un catamarán de pasajeros impulsado solo por energía solar para la ruta entre Camargo y Santander.

Otras soluciones innovadoras ya se abren hueco, como por ejemplo el uso de velas de “ala” (como las alas de un avión) que aprovechan el viento para navegar, un diseño puntero probado en el carguero Oceanbird de la naviera sueca Wallenius Marine. 

Esta compañía, junto a la también sueca Alfa Laval, han creado la empresa conjunta AlfaWall Oceanbird para desarrollar tecnologías de propulsión eólica en embarcaciones. La intención es que en 2025 se pueda implantar esta solución medioambiental.

No podemos olvidar la energía eléctrica, que se asoma como una oportunidad en la descarbonización de rutas de corta distancia. Los países escandinavos son pioneros en estas soluciones. Ya en 2015, en Noruega zarpó un transbordador de tamaño mediano, el MS Ampere. Mientras, un operador de ferris, el Scandlines opera desde hace años con motores híbridos en sus rutas por Dinamarca y Alemania.

Las soluciones para reducir emisiones también conciernen a otros actores clave del sector marítimo, como los puertos. Port de Barcelona, cuyo objetivo es alcanzar la neutralidad en las emisiones en 2050, ha puesto en marcha un plan de transición energética para descarbonizar la actividad. 

Su pieza clave es el Plan Nexigen: este proyecto “electrificará los muelles y permitirá a los buques apagar sus motores auxiliares y funcionar con energía eléctrica de origen renovable mientras están atracados”, explica Ana Arévalo, Energy Transition Manager del Port de Barcelona, que destaca la voluntad de todos los actores del sector en este camino hacia la sostenibilidad. “Los esfuerzos para mejorar la sostenibilidad de la actividad portuaria no se limitan a los muelles de contenedores y las terminales de cruceros y ferris. Las embarcaciones de ocio y las empresas que les prestan servicios también están trabajando para reducir el impacto ambiental de su actividad”, comenta.

Todos estos ejemplos confirman que la descarbonización del sector marítimo vendrá de la mano de gran diversidad de tecnologías. “Cada segmento requiere soluciones distintas”, señala Clara Rey, directora de Tecnología, Customer Centric y Química en Repsol Technology Lab. “La descarbonización no tiene una solución única, ya que los requisitos de funcionamiento de cada producto son muy diferentes”, indica. Cada vez estamos más cerca de que el placer de navegar sea sostenible.

Fuente: La vanguardia 18/07/22