Los analistas señalan que será el mejor año para las acciones y los bonos, pero que se avecina la anunciada recesión tras la pandemia.

Las cicatrices de la pandemia de Covid-19 no han cerrado todavía y, se quiera o no, siguen trazando el rumbo de la economía global. Para el próximo año, por ejemplo, los analistas de J.P. Morgan, esperan la ya anunciada recesión, pero apuntan a que, finalmente, se produzca una estabilización de los mercados, mientras el crecimiento económico muestra una desaceleración.

Adicionalmente, según destacaron, la “buena noticia” es que las tasas de los bancos centrales tendrán que dejar de subir, con lo que la inflación “probablemente caerá”.

Siguiendo por la línea positiva, las proyecciones de la firma apuntan a que será un año histórico en materia de acciones y bonos.

“Precisamente porque los mercados están tan maltratados, menor capital valoraciones y mayores rendimientos de los bonos, en nuestra opinión, significan que los inversionistas ahora disfrutan del punto de entrada más atractivo para una cartera tradicional en más de una década”, recalcó el documento del banco estadounidense.

En materia de bonos, señalaron que la renta fija básica ofrecerá potencial de protección, rendimiento y revalorización del capital. Lo que marcará un regreso fuerte.

Y por el lado de las acciones, J.P. señala que esperara que la mega capitalización de acciones tecnológicas tenga un rendimiento inferior y las acciones de pequeña capitalización obtengan un rendimiento superior.

También se verá una estabilización en materia de empleo. Pues, por ejemplo, en Estados Unidos, si bien el crecimiento del empleo tendría cifras saludables, la firma dice que la demanda de mano de obra puede ya haber alcanzado su pico. Con lo que el desempleo podría volver a incrementarse el próximo año.

“Es probable que más empresas congelen la contratación o despidan trabajadores para reducir costos. Como ya lo han hecho algunas como Amazon, Peloton y Meta, que en su momento fueron las favoritas durante el distanciamiento”, dice el documento.

Otro punto que marcará el próximo año, para los analistas, es el verdadero rezago de las monedas físicas o el “dinero real”, pues señalan que “La era de la subinversión en la economía real se terminó”.

Vengan los eventos que vengan durante el próximo año, el panorama, quizá, es más alentador que lo que fue 2022 para los inversionistas. Pues, según destaca el informe de la firma, este fue uno de los peores años para quienes buscaron tener una cartera equilibrada.

“La mayoría de las cosas que podrían haber salido mal para los inversionistas, sucedieron en 2022. Los mercados que entraron en el año con valoraciones ampliadas estancadas en una inflación elevada, un ciclo de aumento de tasas agresivo globalmente, la guerra en Ucrania, los desafíos económicos en China. Tanto las acciones como los bonos sufrieron grandes pérdidas”, recalcaron.

Fuente: El economista 12/12/22

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