El mundo da sus primeros pasos hacia el regreso gradual a las actividades, forzados por reducir el impacto de la parálisis económica. La decisión de reapertura económica es compleja. Contrapone principios de defensa de la economía, el salario, el ingreso y el empleo, por encima de la protección a la salud y a la integridad física de todos los trabajadores.
Una equivocación, un paso acelerado puede empujar a cualquier país a una crisis aún mayor por una segunda oleada de contagios, y el obligatorio y desastroso cierre obligado por la pérdida de gente frente a otro confinamiento.
El caso de México es todavía más complejo, porque carecemos de información confiable. Los números del gobierno han sido ampliamente desestimados por expertos en todo el mundo. Sin datos precisos, definir reaperturas, empresas esenciales, cadenas de suministro para industrias ligadas a Estados Unidos, regreso a clases y tantas decisiones delicadas, puede convertirse en un auténtico desastre.
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